Sanchicorrota, el Robin Hood Bardenero
Leyendas que dan vida a la historia de las Bardenas Reales.
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En tiempos de Sancho el Fuerte, terminadas lo que fueron las guerras contra Castilla y Aragón allá por el siglo XIII, muchos soldados se habían hecho al pillaje y al robo en tierras castellanas y aragonesas, aprovechando la conquista de pueblos o fortalezas. Estos mismos soldados se hacen salteadores e «infectan la Bardena».
Las Bardenas eran un territorio casi deshabitado, por lo que fue aprovechado de refugio para estos salteadores, además de bandoleros y otras gentes de mal vivir.
Debido al gran número de asaltos que se producían en los pueblos de los alrededores a las Bardenas, en 1204 se creó una hermandad para defenderse frente a estos asaltantes. Esta hermandad, la hermandad de La Estaca, estaba compuesta principalmente por los nobles de los pueblos colindantes, va a durar prácticamente hasta el siglo XIX.
Uno de los artículos de esta hermandad decía literalmente que, cogiendo a los mahechores in fraganti, se podía ahorcarlos sin esperar a la orden del rey de la justicia.
LA LEYENDA DE SANCHO DE ROTA, ALIAS SANCHICORROTA
En el siglo XV, el más temido de los bandoleros fue Sancho de Rota, al que llamaban Sanchicorrota, que se autodenominaba Rey de las Bardenas. Se le atribuía una legendaria bravura y astucia.
Sanchicorrota, originario de Cascante, no nace bandido, la vida le vuelve bandido. Se cria en una familia humilde que le lleva a ser molinero. Este hombre tuvo una discusión muy violenta que acaba con la muerte del hombre con el que discutía, motivo por el cual huye a refugiarse a las Bardenas Reales para huir de la justicia. Para sobrevivir, roba y asalta, amasando una fortuna de estas incursiones. Con ese dinero, construye un refugio para él y su banda, en lo que hoy se conoce como el Cabezo de Sanchicorrota.
La leyenda dice que, tras construida la cueva, Sanchicorrota da muerte a todos los constructores y colaboradores que ayudaron a construir las instalaciones con el objetivo de que no revelen a la justicia donde encontrarle.
Otra leyenda dice que Sanchicorrota, al que le acompañaba su banda de 30 bandidos, montaban a caballo cuyas monturas calzaban las herraduras al revés para despistar a sus perseguidores.
La inseguridad que creó fue tan grande que el rey Juan II de Aragón en 1.452 junta a 200 caballeros para buscarlo y apresarlo. Este ejercito fue acabando con todos los bandidos hasta que sólo quedó Sanchicorrota.
Sanchicorrota, al verse rodeado en su montaña, el mismo se quitó la vida con un puñal en el corazón como signo de que hasta el último momento el quería ser libre.
Tras su muerte, lo caballeros pasearon su cuerpo por los pueblos limítrofes como Arguedas y Valtierra, para terminar en Tudela dónde se expuso su cuerpo en una horca como escarmiento popular.
Sanchicorrota gozaba de buena reputación entre sus conocidos, llegando a llamarlo como el Robin Hood Bardenero pues dicen que robaba a los ricos para dárselo a los pobres y, como señalan los cronistas, eran muy cortés con los que robaban.
LA LEYENDA DE GABRIEL MARCUELLO, ALIAS PÁXARA
A principios del siglo XIX, en 1821, uno de los bandidos más sanguinarios fue Gabriel Marcuello, conocido como «Páxara«. La historia cuenta que, después de asaltar el palacio de los Munarriz en Mélida, torturó y quemó viva a su dueña.
Fue detenido, fue hecho preso y condenado a la horca. Su cuerpo fue descuartizado: su cabeza fue metida en una jaula para ser expuesta en Mélida, la pierna izquierda se clavó en un poste junto a la Ermita del Yugo, mientras la otra pierna y los brazos fueron colgados en Caparroso, Muruarte de Reta y en Pitillas, esto para dar ejemplo al resto de bandidos.
LA LEYENDA DE GASPARCILLO, EL FRAILE
En el siglo XVII había un bandido al que le gustaba vestirse de fraile.
Un día que estaba lloviendo a cántaros se aproxima con su criado, que es otro compañero de la banda, y toca las puertas del Monasterio de la Oliva.
El abad lo recibe y lo invita a cenar con los frailes. Al criado lo mete con criados y con los peones y al mismo tiempo el resto de la Banda se va apostando por los muros del monasterio. En un momento dado El Gasparcito saca un trabuco en medio de la cena y arrincona a todos los frailes. El «criado», que es de la banda, hace lo mismo con los peones u criados.
A la señal cogen y entra el resto de la banda que desvalijaron prácticamente toda la bodega, llevándose cántaros de vino, seis perniles y según está testiguado, «algunos dineros».
LA LEYENDA DE MONEOS
Esta es una historia muy bonita porque, según cuenta la historia, se habla de que un tal Marqués de Valcarlos que se había casado con una princesa y que era diputado a Cortes.
Él viene de la parte norte de Navarra y pasando en Tafalla le quieren hacer un homenaje. Le invitan a una comida y, aparte de la comida, le regalan unas merluzas y una gran tarta que tenía un adorno arriba, hecho que será muy importante en esta historia.
Él sale de camino a Madrid, donde le esperaba su esposa, cuando la diligénciala atraviesa la Bardena.
Moneo y su banda lo asaltan y le quitan todo. Según cuenta la leyenda, a Moneos lo llamaban Galante porque se da cuenta del adorno que llevaba la tarta y coge el adorno y le dice al Marqués: «tome Vuecencia, para su señora. Y dígale que se lo ha regalado Moneos».
Precisamente a raíz de este robo es cuando Moneos y su banda son apresados porque las merluzas fueron lo que dio la pista a los sabuesos de la hermandad de La Estaca de dónde se encontraba la banda.
LA LEYENDA DEL CASTILLO DE PEÑAFLOR
Según cuenta la leyenda, en el Castillo de Peñaflor estuvo prisionera Doña Blanca de Navarra, Princesa de Viana e hija del Rey Juan II El Malo por no querer casarse a finales del siglo XV con el Principe de Aragón.
Se cuenta que el rey la encerró, únicamente permitiéndole comer pan y agua. Todas las noches, un pastor de Valtierra que tenía las ovejas en la zona le llevaba queso y leche. Así pudo la princesa sobrellevar mejor su castigo.
Años más tarde, como agradecimiento, Doña Blanca regaló al pastor las tierras que quedaban alrededor del castillo.
Esta leyenda, según la creencia popular, explica que hoy en día estas tierras pertenezcan al término municipal de Valtierra en lugar de a la Comunidad de Bardenas.